Dejar mis libros al abandonar mi país, fue muy doloroso, conocía el olor de cada uno de ellos, me encanta abrir los libros y sentir el aroma que desprenden, cada uno huele distinto, yo solía ponerles ramitas de diferentes plantas entre las páginas, romero, albahaca, tilo, hierba buena, flores de todos tipos, gardenias, rosas, ahhh mariposas, la flor, no una mariposa real claro, el olor de la flor mariposa es algo maravilloso, me encanta.
Yo sabía exactamente cuál de mis libros elegir, para leer en cada estado emocional, ellos me calmaban, me sumergían en una quietud que no alcanzo a comprender, cada uno de ellos me hablaba de lo que necesitaba escuchar en cada circunstancia que se presentara, me enseñaron a ir por la vida, a disfrutar cada momento de alegría, a atesorarlos, guardarlos bajo la piel, mis libros me dijeron cómo sobrellevar el dolor de haber crecido sin una madre, quedé huérfana a muy corta edad, solo dos años, que desgraciadamente cumplí el mismo día que sepultaron a mi madre, ellos, mis libros, me han acompañado a lo largo de toda mi vida.
Maricel 12/01/2019