La chica del río
Un joven de nombre Ricardo junto con un grupo de amigos, salieron de la ciudad con la intención de ir a acampar al aire libre. Ricardo tenía 19 años y quería divertirse saliéndose de la rutina.
El plan era simple, hacer una fogata, asar carne, contar historias de terror y embriagarse. Y con algo de suerte, lograr un avance con alguna de las chicas del grupo.
La zona que escogieron no estaba muy lejos de la civilización, de hecho, el lugar era visitado regularmente por público en general y ya que el sitio es muy bonito de día, amplio y el sonido de un río cercano brinda un ambiente agradable.
Pero de noche es lúgubre, lo cual era perfecto para el ambiente de una historia de terror y divertirse fuera de las miradas del resto de la gente.
Aparcaron sus autos y luego atravesaron un viejo puente, para luego adentrarse solo unos metros a un lugar más espacioso.
En unos treinta minutos ya tenían la fogata encendida, una parrilla lista y cervezas frías. Todos estaban listos para empezar a comer y beber, cuando se dieron cuenta que habían olvidado traer un abridor de botellas para las cervezas.
Ricky, olvidaste traer el abridor, dijo uno de sus amigos, a lo que Ricardo respondió.
Esta en el auto, voy a buscarlo y regreso.
Ricardo avanzo rápido a través del puente, llegó al aparcadero, abrió su auto, tomó el abridor y se dispuso a regresar.
Cuando estuvo cerca del puente, se dio cuenta que del otro lado venía una chica caminando con los brazos cruzados. Ella era una lugareña, no perecía al grupo que vino con Ricardo.
Era de baja estatura, de piel blanca, delgada, cabello largo color negro, vestía con lo tradicional, pantalones jeans, botas negras y una blusa ajusta de color oscuro y además asegura Ricardo que era una chica muy guapa.
Ella lo miró y se asustó al notar que él se aproximaba hacia ella, entonces Ricardo le dijo.
No te asustes, yo solo voy donde están los otros acampando.
La chica respiró con alivio y dijo:
Entonces tú estás con los muchachos de allá atrás. ¿o sea que tú eres Ricky?
Intrigado, Ricardo respondió que sí y al mismo tiempo notó algo extraño en la joven. Ella estaba totalmente empapada. Sin embargo antes de preguntarle el porqué, ella lo aclaro diciendo.
Es que mi novio y yo caímos en el río y no lo encuentro, le pedí ayuda a tus amigos y me dijeron que lo buscarían y que viniera a alcanzarte.
Ricardo casi no terminaba de asimilar toda la información cuando ella le dijo:
—Ven vamos con los demás. la chica empezó a caminar de regreso y Ricardo fue tras ella.
Pasaron el puente y efectivamente no había nadie en el campamento.
La chica lo tomó de la mano y le dijo:
—Ellos lo están buscando más adelante. Ricardo se sorprendió al sentir aquella mano helada en la suya.
De repente, Ricardo sintió que agarraban su hombro junto a una voz que le dijo:
—¿Hey Ricky para dónde vas?
El joven se volteó y se dio cuenta que era una de sus amigas del grupo… y detrás de ella estaba la fogata, la parrilla y todos sus amigos de pie observándolo a él con consternación.
Ricardo confundido le respondió a su amiga.
—La chica del río me dijo que…
Y cuando se giró, la chica había desaparecido. solo se veía el río solitario en medio de la oscuridad.
Ricardo les contó todo a sus amigos y no le creyeron, uno de ellos le dijo.
–Amigo pasaste frente a todos nosotros, y cuando te llamamos nos ignoraste, no había ninguna chica contigo.
Pero al verle después que estaba muy serio y asustado, empezaron a dudar y decidieron irse.
Cuando llegaron al puente, se asombraron a notar que el suelo estaba mojado y con húmedas huellas de botas de pies pequeños, también encontraron un viejo diario.
Al mirarlo vieron que estaba gastado por el tiempo, pero pudieron leer, en su página final
—Todos nuestros amigos se han ido aterrorizados, pero yo regresaré al río, se que él todavía está ahí, lo encontraré, encontraré alguien que me ayude a buscarlo por siempre-
Ricardo nunca supo quién era esa muchacha, ni que le había pasado y no se quiere ni imaginar que hubiera ocurrido con él, si hubiera llegado con ella al río.
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