La voluntad es una fuerza poderosa, y a medida que va siendo más firme, ejerce una influencia mayor, sobre las múltiples causas que generan acontecimientos.
A veces pareciera que una estrella radiante protege e ilumina el destino de determinados seres, desde su nacimiento hasta el sepulcro, allende sus cualidades de mala o buena persona.
Mientras que una negra fatalidad, cual sombra, pareciera adherirse a otros, seres desdichados hasta la desesperanza, la mala suerte los impulsa hasta el último extremo de una senda dolorosa e implacable, que los signa durante toda su vida.
Pareciere que fuerzas intangibles mueven los hilos de unos y otros a su voluntad. En mi opinión, podemos entrenar nuestra voluntad, con esfuerzo, dedicación, y mucha paciencia, para cambiar lo que muchos llaman mala o buena suerte.
El desarrollo de la personalidad psíquica, fuertemente trabajada, guiada con voluntad nos aparta gradualmente de elementos adversos, hados o fatalidad que parecían formar parte nuestra.
Saber descansar a tiempo, detenerse cuando es necesario y saber disociar las preocupaciones, son cuestiones que merecen toda nuestra atención…así podremos apartar de nuestro espíritu, todo elemento de obsesión o disipación…
Perfeccionando nuestras actitudes mentales y nuestras facultades, desarrollamos nuestra energía y voluntad…no perdamos tiempo recriminándonos o quejándonos de la suerte o de los accidentes fortuitos, observemos con prudencia nuestro destino inicial, y trabajemos serena y sistemáticamente para transformarlo…
Cuando trabajas en fortalecer tu voluntad, llegas a ser el timonel de tu propio destino, y en lo adelante, no serás zarandeado como frágil embarcación.