Jesús Adrián Romero cambió mi vida con Ayer te vi…

Hoy les traigo la historia de cómo mi vecina Doña Fina, un personaje difícil,  conoció la música de Jesús Adrián romeros, ella se la pasaba peleando y reclamando por todo, siempre andaba huraña y disgustada…Pero un día todo cambió, a mí me gusta mucho oír a Jesús A. romero, y la verdad sea dicha, a veces pongo la música un pelín alto, sobre todo si hago limpieza, pues yo estaba disfrutando de la canción ¨Ayer te vi¨ y  veía a Betico, mi perrito gruñir cerca de la puerta.

Todo el tiempo se la pasaba espiando a los vecinos…

Al abrirla allí estaba Doña Fina con la oreja pegada, y le digo  ¿Usted qué hace?…, contesta; – ¿será que me puedes prestar para oír esa música? Ahí tuve que hacer un esfuerzo para que no me callera la quijada en el pecho, pero me compuse y le dije: Ahora mismo la pongo en una USB y se la doy.

Dios hace milagros, realmente aquella persona amargada ya no existe más, ahora Doña fina siempre está alegre y calmada. Ella quería saber de la vida de quien cantaba tan bellas alabanzas y yo me decidí a hacer esta pequeña reseña biográfica de Jesús A. Romero y compartírselas en mi blog. Aquí sus mejores canciones…

Jesús Adrián Romero, relata que un día, un muchacho de 27 años llego y tocó la puerta de su casa y que a su encuentro le salió su mamá. Su mamá tenía cáncer y ninguno de sus hijos se daba cuenta de su enfermedad, dice que ella parecía un esqueleto y que prácticamente se estaba muriendo en vida. Jesús Adrián era muy joven en esa época.

El muchacho que había tocado a su puerta era un joven entregado a Dios y andaba haciendo invitaciones para una reunión cristiana, a la cual su madre accedió y empezó a asistir con regularidad. Ella después de 3 meses de asistir a las reuniones y ejercer fe en Cristo, El Señor la sano del cáncer que tenía y la hizo libre…Debido a este suceso, toda su familia se convirtió a Cristo, todos sus 10 hermanos, y ahora todos sirven en el Ministerio.

A los 16 años, cuando aceptó al Señor, comenzó inmediatamente a tocar la guitarra y el piano. Le llamaron mucho la atención estos instrumentos. Una de las cosas que primero surgió en él fue el deseo de servir a Dios.

En 1990, lanza su primer trabajo discográfico, titulado Renuevo espiritual, junto a su esposa Pecos Romero. Sobresalta la canción «Santo».

En 1998, Jesús Adrián Romero acudió al llamado durante uno de los congresos «De hombre a hombre» donde oró para poder iniciar su carrera formalmente, pues no tenía el dinero necesario para su producción. Un hombre se le acercó mientras estaba en la ciudad y le preguntó acerca de sus planes sobre grabar una producción musical. Sabiendo el costo del disco, ofreció a Romero la ayuda económica y financió toda la grabación.

Dice que todo esto comenzó por la iniciativa de un muchacho que simplemente obedeció la voz del Señor y el mandato de la Gran Comisión, de hablarles del plan de salvación y de Jesús, hay muchas personas con necesidad de Dios a la vuelta de la esquina, entre tus amigos, tus compañeros de clase o en el trabajo y que, si tan solo nos dejáramos guiar por la voz del Señor, y les habláramos acerca de Jesús, podríamos ayudarlas y  así nuestras ciudades serian un mejor lugar.“Si cambias el corazón de los hombres, cambias el mundo” declara Jesús Adrián.

Mexicano de nacimiento, pero embajador del cielo, su misión y mensaje hablan de un Dios de amor,“Para la mayoría de las personas Dios es un concepto, una verdad, una forma de creer y de crecer, pero Dios es real, Dios es tan real como la persona que camina junto a ti en el mercado”

Jesús Adrián es un hombre de Familia. Está casado con Pecos y tienen tres hijos: Adrián Roberto, Jaanai Michelle y Melissa Janet. Actualmente Jesús Adrián y su familia residen en Phoenix, Arizona, ciudad donde ha reiniciado su faceta como pastor junto a su esposa y un gran número de familias que conforman su equipo pastoral.

En su primer libro titulado “Cenando con Jesús” Jesús Adrián nos invita a ser parte de un viaje por las páginas de los evangelios y nos lleva a tener algunos destellos de Jesús.

Lo presenta como alguien que disfrutaba sentarse a la mesa a cenar con sus amigos y como alguien sediento de nuestra amistad.

Su versículo favorito: ¨Dios no permanecerá para siempre airado porque su mayor deleite es amar”.