La influencia que tiene el olor en nuestra memoria es asombrosa. Al entrar a casa de los abuelos he sentido el aroma de las gardenias y un ramalazo de tristeza ha caído sobre mí, los recuerdos de aquel triste verano han aflorado de manera nítida.
Solo contaba diez años, para mí, los veranos en casa de mis abuelos eran días de correr a caballo, nadar en el río con mis primos, jugar y saltar, pero aquellos días de Julio, hace tantos años, jamás los olvidaré, viví de cerca un suceso extraño…
…falleció mi tía, esposa del hermano de mi madre y por ese motivo pasábamos unos días con ellos en la casona familiar, la tía había muerto a causa de problemas del parto y él bebe necesitaba cuidados.
También estaban varios primos, entre ellos una niña de 2 años que era la más pequeña, muy enferma de varicela, común por aquellos días.
El caso es que nos encontrábamos todos en la sala, un fuerte olor a gardenias llenaba todo, familiares y allegados conversaban sobre el terrible suceso y tomaban café, los muchachos, sentados en un rincón, hablábamos bajito.
La abuela nos dijo… ve con tu primo a dar una vuelta a la nena, para ver si sigue dormida
Mi primo, de mi edad, estaba muy afectado, amaba profundamente a su mamá, los dos en silencio, recorrimos el largo pasillo, sus luces tenues nos hacían sentir incomodos, y asustadizos, el cuarto estaba en penumbras, nos asomamos y vimos a nuestra otra tía Rosita, con su largo vestido blanco recostada, pasándole la mano a la nena por la frente.
Regresamos, mi primo fue a tomar agua a la cocina, yo me senté en el rincón, mi abuela preguntó —¿ya vieron a la niña? –abuela, tía Rosita esta con ella, contesté levantando la vista…
…un escalofrío me recorrió, quien estaba sentada hablando con mi abuela, no era otra que tía Rosita y el vestido que llevaba no era blanco, era de color oscuro.
Mi primo muy pálido regresó de la cocina, le dije que no era Rosita quién habíamos visto en el cuarto con la nena, y él respondió con voz ahogada
–¡NO no era tía Rosita! … ¡era mi madre!
Todos se dirigieron al cuarto para ver quién era la otra persona, no había nadie, solo varias mariposas revoloteaban sobre la exigua luz de la lámpara en la mesita de noche.
Aquello me dejó algo perturbada, pues recordé, qua a la tía la habían sepultado con un largo vestido blanco, a ella le encantaban las mariposas, siempre había muchas en su jardín, lleno de gardenias.
Desde entonces ocurren eventos raros alrededor de mi prima, que ya es mayor…por ejemplo, he oído a mi hermana decir, señalando algunas mariposas que entran a la casa…
–por ahí debe estar llegando la prima y en efecto al rato llega ella…
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