…el sudor me empapa, con el frio que hace.
Siento que algo muy malo ha pasado, es una sensación de opresión en el pecho que me dificulta respirar. Desde pequeña aprendí a hacer caso riguroso de estas sensaciones que llegan de un lugar desconocido de mí misma.
Me siento en la cama, froto mis ojos para ver mejor, tengo mucho frio, trato de encontrar la manta para taparme y volver a dormir, pero no la encuentro, me inclino para ver si está caída en el piso, y en efecto allí está, trato de alcanzarla con la mano, no llego hasta ella, me levanto despacio sin deseos, para recogerla…
…estoy temblando de frio, me acerco al closet a coger otra manta, veo mi reflejo en el espejo de la puerta, doy un respingo pues mi pelo está completamente mojado, la ropa se pega a mi cuerpo, está húmeda.
Vuelvo a la cama muy inquieta por lo extraño del asunto, ya más tranquila miro el reloj, son las 3.33 de la madrugada, trato de recordar toda la pesadilla…
Cierro los ojos y me veo llegando al puente que está cubierto de agua muy clara, bajo del auto y camino hasta la orilla, sin pensarlo me sumerjo en ella, esta tibia por el sol, puedo ver todo, entonces diviso el bulto, es como un saco lleno de algo, al intentar alejarme aquella horrible mano huesuda que sale del bulto me agarra y oigo una voz en mi cabeza diciendo –ayúdame.
Sacudo la cabeza para apartar de mi mente los recuerdos del horrible sueño…
Me levanto envuelta en mi manta para tomar una taza de tilo, la sala está en penumbras, pero logro ver a mi gata Luna subida a la mesita mirando la foto familiar, me acerco despacio y ella no se mueve, me agacho, mi cara casi toca la de la gata y trato de ver qué mira con tanta atención…
Luna mira fijamente la parte de la foto donde estamos todos los primos, tengo la impresión que mira a alguien en específico, uno de mis primos y al acercarme es como si su cara en la foto estuviera húmeda, la tomo rápidamente para mirar de cerca, pues no, solo fue una impresión óptica.
Dejo la foto en su lugar y me dirijo a la cocina a preparar el té, un ruido de cristal rompiéndose al caer me hace dar un brinco, volteo a la sala y veo la foto caída y su cristal roto, miro para ver donde está Luna, no está en la sala ¿dónde se metería?
Recojo los trozos de cristal y los echo a la basura, la extraña sensación me agobia, tomo el té despacio, mi mente recorre cada fragmento de la pesadilla, siento un ruido afuera, y me asomo por el visillo de la ventana, solo la tenue luz del alumbrado deja ver algo; a esta hora todos duermen aún.
Sigo parada detrás de le ventana esperando ver de donde proviene el ruido. Siento un roce en mi espalda, me sobresalto y al darme vuelta veo a mi esposo soñoliento que me pregunta,
–¿Qué haces levantada a estas horas mirando por las rendijas? Vamos para la cama. –Si vamos, por la mañana te cuento la pesadilla que tuve.
Me voy quedando dormida, estoy de nuevo en el agua, la parte de arriba es transparente pero a lo profundo es turbia y revuelta, allá en el fondo está aquel bulto, trato de agarrarlo, pero se me resbala, y la voz me dice
–déjalo…despierto sobresaltada y fría volteo buscando a mi esposo, pero ya no está en la cama, me levanto despacio me aseo deprisa en el baño, salgo y el conocido aroma del café recién hecho me envuelve, camino hasta la cocina, allí está el sonriéndome con una taza en la mano, nos sentamos a la mesa para tomarla, me pregunta dubitativo –¿estás bien? te noto pálida.
–es que tuve la pesadilla otra vez, estoy segura que algo malo pasa, además es esa rara sensación que siempre me queda después de una pesadilla, es como un presagio de algo que está por ocurrir o ha ocurrido ya.
Me observa preocupado. Se levanta y camina hasta la puerta abrazándome, me avisa—hoy trabajaremos fuera de la ciudad, llegaré tarde.
Me sobresalto y lo aguanto por el brazo diciéndole: No amor no vayas hoy a trabajar, es a causa de ese sueño que tengo un mal presentimiento; suavemente retira mi mano de su brazo y me envuelve con él, diciendo—tranquila, todo va a estar bien, solo descansa un poco más antes de ponerte a escribir.
Trato de organizar mi mente para trabajar en el libro, pero es imposible, la pesadilla regresa y sus imágenes pasan como una diapositiva por mi mente…Camino por la casa, salgo al jardín, me obligo a pensar en otras cosas y nada. Regresa una y otra vez…
Suena el teléfono, lo levanto y es la voz de mi hermana, con voz desencajada me dice que hubo una tragedia, y pone a mi esposo, su voz suena extraña…
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2 comentarios
Interesante el texto. El terror de la pesadillas vívidas. Muy bien narrado
Un abrazo
Ahh que alegría tu visita Aldaba, gracias, me encanta todo lo que escribes.