Por la arena dorada me fui aquella tarde,
buscaba otros lares, buscaba la calma,
intentaba encontrarla allende los mares,
sin saber que se hallaba cautiva en mi alma.
Buscaba esa calma que creía divina,
buscaba con celo su caricia añorada,
sin saber que en mi pecho encerrada vivía…
…allí en el silencio esperaba callada.
Hundiendo mis pies en la arena dorada,
sin mirar hacia atrás, yo me iba alejando,
respiraba despacio, el pecho calmando,
las aguas azules mi cuerpo besaban.
Llegaste corriendo abrazaste mi cuerpo,
comprendiste que estaba mi alma cansada
y tus cálidos brazos se hicieron murallas,
impidiendo que durmiera para siempre en las aguas.