Aradia, la curandera de la comarca, una mujer mística, atemporal, de piel muy blanca, largos cabellos y ojos claros muy azules, es muy maternal con casi todos debido a que no tiene hijos propios, ella libra una batalla contra fuerzas oscuras, cree fervientemente que Dios le habla y ella interpreta sus palabras y sus designios, ama a los Búhos, siente que ellos son guardianes del alma de los hombres, lee a las personas y las cura sacándole los malos instintos y encerrándolos en botellas que entierra en lo más profundo del bosque.
Allí vive en su cabaña, rodeada de aves y animales, todo su tiempo lo dedica a ayudar a los que la necesitan, ella sabe todo sobre enfermedades y sus curas, tiene grandes volúmenes, libros antiguos y modernos que lee sin parar a todas horas,
Ella irradia fuerza y voluntad donde quiera que esté, siente que con su mente puede dominar algunos elementos como el agua y el viento…Es una especie de madrina para todos en la comarca, y trata de mantener el equilibrio entre el bien y el mal, establecido por Dios en el comienzo de todo.
Está parada debajo del álamo, espera alguna señal, siente un leve aleteo, mira hacia arriba y ve el Búho blanco posado en una rama, hace una señal con su mano y el ave da tres vueltas al álamo y se va…Aradia sabe lo que significa, es la señal de que se ha roto el equilibrio y fuerzas oscuras se mueven en este plano, el búho blanco es como el guardián de los espíritus que pasan de un plano a otro, el enlace entre el mundo oscuro e invisible y el mundo de luz…
Los Búhos se sienten cómodos con las sombras, el poder de la luna, la libertad, son guardianes que nos permiten ver más allá del temor y la ilusión, son poderosos mensajeros del mundo espiritual, pero solo reciben su ayuda, quienes han logrado apartar el mal de su corazón y sólo es posible la ayuda directa de estos guardianes cuando se lo permites, invitándolos.
Aradia pide el permiso de su Dios y que le de la fuerza necesaria para luchar contra las fuerzas oscuras, por el bien de los que la rodean, y por todos los seres limpios de corazón que cada día libran una batalla contra su propia oscuridad, sin saber que son constantemente sometidos a ataques de almas oscuras dispuestos a acabar con la proporción entre el bien y el mal que habita en cada ser humano.
Ella sabe que, si alguna buena persona es tentada más allá de sus fuerzas y sucumbe ante el mal, es porque un ente renegado ha roto la armonía establecida.
Cada vez que un alma oscura gana una batalla en contra del humano, la maldad gana espacio en el mundo, de esta forma aumentan el número de seres perdidos y fragmentados.
Cuando un humano resiste y no se abandona al mal en busca del placer momentáneo de obtener beneficios a cambio de sus principios, las fuerzas oscuras se repliegan y gana espacio la esperanza, el amor entre humanos, nacidos todos de una misma alma, conectados por lazos de amor y apoyo mutuo hasta llegar a la imagen de una realidad plena de luz y paz.
Por eso van detrás de Aradia, ella es un eslabón justo en la cadena de maldad tejida por el maligno, más allá de toda lógica, para su entender…Luzbel la desea para él. Quiere corromperla para volver a reinar sobre las almas en aquella lejana comarca, para demostrar a Dios que su obra (el hombre), no es buena sin un control absoluto sobre ellos.
Luzbel sabe que es muy difícil casi imposible atraer a un alma que se ha entregado al amor puro, pues para hacerlo tendría que tentarla en grado extremo, sin romper las reglas puestas por el Supremo al comienzo de todo. Si solo logra sembrar la duda en la mente de alguien, ya para él es una victoria, pero en personas como Aradia sembrar dudas es imposible, su alma limpia es custodiada por búhos guardianes, solo ella podría alejarlos.
Sofía y el fantasma de la rosa roja